El balizamiento consiste en la aplicación de líneas y figuras sobre el pavimento con el objetivo de cumplir diversas funciones esenciales para la seguridad y eficiencia vial. Entre sus propósitos se incluyen:
Delimitación de Carriles
Marca los carriles de circulación, facilitando el orden y la fluidez del tráfico.
Separación de Sentidos de Circulación
Indica los distintos sentidos de circulación para evitar accidentes.
Indicador de Bordes de Calles
Señala los bordes de las calles para orientar a los conductores.
Delimitación de Zonas Excluidas
Define áreas donde la circulación regular de vehículos no está permitida.
Regulación de Circulación
Regula maniobras como adelantamientos, paradas y estacionamientos.
Complemento de Señales Verticales y Semáforos
Refuerza y aclara el significado de señales verticales y semáforos.
Repetición de Señales Verticales
Reitera o recuerda una señal vertical para asegurar su cumplimiento.
Gestión de Movimientos
Permite o restringe movimientos específicos indicados por las señales.
Orientación a los Usuarios
Anuncia, guía y orienta a los usuarios, mejorando la experiencia de conducción.
El balizamiento busca aumentar la seguridad, eficacia y comodidad en la circulación vial. Es fundamental considerar cualquier intervención vial como parte integral del diseño de la infraestructura, y no como una simple adición posterior.
Elementos Complementarios
En algunos casos, se emplean elementos como isletas, boyas, topes y vialetas. Aunque no son considerados elementos de señalización per se, su propósito es destacar y reforzar el balizamiento, mejorando la visibilidad y comprensión de las marcas viales.
En resumen, el balizamiento es una herramienta crucial para la gestión del tráfico y la seguridad vial, asegurando que las vías sean más seguras y eficientes para todos los usuarios.